jueves, 10 de marzo de 2011

La Conferencia de Copenhague

Del 6 al 12 de marzo de 1995, tuvo lugar en Copenhague, Dinamarca, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de las Naciones Unidas (ONU). Supuestamente, la Cumbre tenía el noble propósito de promover el desarrollo del tercer mundo. Sin embargo, la Conferencia pareció ser una oportunidad más para que las agencias de la ONU y otras instituciones, promoviesen su propio plan de acción bajo el nombre de "desarrollo social". Entre estas organizaciones antivida y antifamilia se encuentran el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Fondo de Población de la ONU (UNFPA), el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF).
Por otro lado, unas pocas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), como el Comité de Mujeres (Women's Caucus), dirigido por la ex-congresista proabortista de Estados Unidos., Bella Abzug, intentaron ejercer su influencia antivida y antifamilia en las sesiones oficiales de la Cumbre. Curiosamente, el resto de las ONG no tuvieron acceso a los delegados de los países participantes.
Gracias a Dios, el grupo pro vida (de unas 75 personas) y la Santa Sede lograron una victoria, al menos parcial, en la Conferencia. Por ejemplo, la Santa Sede logró que se retirara del documento final la frase: la familia "en sus diversas formas", un eufemismo para lograr la legitimación de las uniones entre homosexuales y lesbianas, con los mismos derechos que el matrimonio legítimo.
Lamentablemente, Canadá (con el apoyo silencioso de Estados Unidos) logró la aprobación de las "clínicas de salud en las escuelas", donde se les reparten anticonceptivos y preservativos a los jóvenes. Afortunadamente al menos, la Santa Sede logró que se incluyeran los derechos paternos en esa sección.
Por otro lado, sin embargo, las fuerzas antivida lograron colocar la frase "salud reproductiva" (anticoncepción y, a la larga, aborto), en el documento final.
Si no hubiera sido por la Santa Sede y el movimiento pro vida, el monstruo antivida habría logrado en esta Cumbre lo que no logró en El Cairo: establecer el aborto como método de "planificación familiar".
Sin embargo, no hay por qué dormirse en los laureles; intentarán imponer sus planes antivida en la Conferencia de la ONU sobre la Mujer, en Pekín el próximo mes de septiembre. Durante la Cumbre,
Abzug declaró el conteo de 180 días para Pekín. Gracias a Dios, que el movimiento pro vida también declaró esos mismos 180 días como un tiempo de oración por las mujeres chinas, víctimas de la infame política de esterilizaciones y abortos forzados de su país, irónicamente (¿o deliberadamente?) establecido como sede de esa Conferencia.

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